“… y un día dijo SÍ”

Víctor es piloto en una empresa privada de aviación, disfruta de su trabajo, y a esta altura de su vida, promediando los cincuenta años y habiendo formado una familia, tras haber atravesado etapas de dudas, de tentaciones y de deseos reprimidos, finalmente tiene claro cuáles son sus necesidades y ha aprendido a ir en busca de satisfacerlas, despojándose de sus propios prejuicios y descartando las etiquetas impuestas por la sociedad.

En su afán por experimentar, y empujado por lo que su instinto primitivo le viene reclamando, a lo largo de su vida a cedido y ha dado muchos SÍ, lo que lo condujo a vivir situaciones extremadamente placenteras, y otras que quizá haya decidido no volver a vivir.

Por propia vivencia, está convencido de que no se puede ocultar ni negar por siempre lo que el alma reclama, y está convencido de que, tarde o temprano, de una u otra manera, la curiosidad, el deseo, el instinto, o quizá la tentación, impulsada por un momento de extrema calentura sexual, terminará haciéndonos ceder para saciar ese deseo interno que nos quema y que nos tortura.